Mi profe y yo vamos a aprovechar los dos meses que quedan de curso para escribir un relato de fantasía negra, y lo publicaremos en este blog por entregas. Intentaremos subir un capítulo por semana. Todavía no tenemos título, pero vamos a ir dando forma a los personajes. Veremos cómo queda.
Por fin abro los ojos. Llevo dos horas intentando levantarme, pero no puedo. Me duele todo el cuerpo. Me levanto con torpeza. Camino con torpeza. Intento llegar al baño y parece que me queda cada vez más lejos. No estoy seguro de lo que veo, ni de lo que pienso. Anoche me pincharon y me metieron algo en el cuerpo. He pasado toda la noche a medias aletargado, a medias sereno, hasta que alguien me ha metido en un coche y me ha traído hasta aquí. He de intentar recordar lo que ha sucedido después. Me subieron al apartamento, me colocaron en la cama y volvieron a pincharme, no sé qué que me hizo dormir de verdad. No recuerdo nada más, sólo que me he despertado, dolorido, con un intenso dolor de cabeza que todavía no se ha ido.
No sé qué me ha pasado. Desde que
asesinaron a mi hermano y me retiraron del caso Jonhs, su cómplice, por el
posible conflicto de intereses, todo me sale al revés, voy a contracorriente. Y
ahora todo esto. Hoy volveré a llegar tarde a comisaría. Y nueva bronca del
inspector Maxwell. Tengo que llegar baño.
El espejo está sucio de sangre. No
sé por qué. Paso un papel higiénico y consigo verme la cara. Palidez sobre
fondo rojo. Tengo más canas que nunca, se me están comiendo. ¿Cómo se va a
fijar en mí la agente Vicky, recién llegada de la academia? Si al menos tuviese
ánimos para sonreírle. Desde que cumplí los 45 que no levanto cabeza. Vaya,
si ni siquiera tengo ganas de salir de la cama. Me paso el día picando
pistachos, me paso el fin de semana que tengo libre encerrado en casa, comiendo
pistachos, fumando y bebiendo ginebra, sin apenas salir de la cama. Estoy hecho
una miseria y voy a seguir hecho una miseria. Desde la muerte de mi hermano que
no veo la luz.
Y ahora esto. Con esfuerzo consigo
lavarme la cara y peinarme. Prescindiré de afeitarme y dejaré la ducha para el
final del día, no tengo fuerzas para más y he de llegar a la comisaría. Pero
necesito un café y un trago de ginebra. Me duele la espalda. No sé si me
golpearon o me forzaron para meterme en el coche, o qué más hicieron conmigo.
De todas formas, hace meses que me duele la espalda. La culpa es de mi butaca
de la comisaría, o quizás del tiempo que paso sentado en ella, sin nada que
hacer. Desde que me retiraron del caso que no levanto cabeza.
Mataron a
mi hermano un 22 de abril. Veinte puñaladas, una tras otra. Tuve que reconocer
el cadáver. Me he jurado vengar su muerte. Sólo sé que era cómplice de Jonhs,
pero poca cosa más. Lo supe el mismo día que murió. Enseguida me retiraron del
caso. Ya no levanto cabeza. Voy por la calle, camino de la comisaría. Voy
comiendo pistachos. El café será de la máquina de la oficina. Voy pensando en
la excusa ante la bronca de Maxwell. ¡Qué más da! Le diré que me emborraché a
su salud. ¡Que se fastidie!
Stiven Peláez & Josep Pradas
Muchas felicidades por esta nueva iniciativa, Stiven! Y del libro sobre el hijo de Drake, qué voy a decir? Me lo leí de una sentada. De verdad que está muy muy currado y ha quedado más que resultón.
ResponderEliminarÁnimo, que no decaiga!
Un fuerte abrazo.
Ester;)