lunes, 16 de junio de 2014

RELATO POR ENTREGAS 11


Ya vienen a por nosotros. Nos queda poco tiempo. Llevan nuestras camillas por un largo pasillo, al final del cual hay una entrada estrecha, iluminada con una luz de neón. Avanzamos poco a poco. Al acercarnos, entramos en una sala adyacente y comienzan a desatarnos, protegidos con guantes y ropa especial.

Nos sitúan en la entrada de la sala acorazada, en fila, y nos empujan hacia su interior. Justo al entrar, una línea eléctrica en el suelo nos proporciona una descarga. Salgo disparado hacia arriba, rodeado de hielo; Vicky va a parar al otro lado, rodeada de llamas. No queremos aproximarnos el uno al otro, para evitar un choque de con secuencias imprevisibles.

Desde paredes opuestas surgen dos tenazas enormes. Una me apresa por la espalda y me empuja hacia Vicky, que está frente a mí, inmovilizada por la otra tenaza. Estamos a punto de tocarnos. Las tenazas nos dan un último empuje y nos sueltan. Vamos a chocar. Nuestras naturalezas opuestas van a ponerse a prueba. Vicky grita, me toca y me quema un brazo. Me hace un guiño y cae. Ha perdido el sentido.
 
No sé si lo he entendido bien. Abren una puerta y se acercan a nosotros. Cogen a Vicky para incorporarla, y entonces ella abre los ojos, desorbitados, y hace fuerza contra quienes la sujetan. Al instante sale fuego de sus brazos, y abrasa a los guardianes. Se desplaza hacia otros dos que acaban de entrar, y los alcanza, quemando sus rostros. Yo no sé qué hacer, estoy paralizado por la sorpresa. Viene un guardián hacia mí, con una pistola eléctrica. Me lanzo hacia él y sólo rozando el extremo de su arma consigo congelarlo totalmente.
 
Stiven Peláez & Josep Pradas
 
Continuará... 

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